viernes, 5 de febrero de 2016

De Puertas Entreabiertas y Esferas Agrietadas

El problema es que no sabemos dejar ir, nos aferramos a aquello que nos hace sentir parte de algo más grande. No sabemos estar solos, existir con nosotros mismos, nuestros demonios y complejos. Es más fácil querer arreglar el entorno que atrevernos a voltear hacia adentro. Y un día todo explota y te despojan de esas burbujas, de esos espacios a los que te sientes pertenecer; pero no perteneces a nadie y a ningún lado. Idílicos el amor y la validación propia antes de compartirnos.

Somos una generación de cobardes que buscan encontrar en el entorno lo que quisieran para sí mismos. Y está bien. Pero luego no nos extrañemos de las relaciones fallidas, del vacío, de la desolación al cerrarse una puerta que nos esforzamos tanto por mantener abierta. 

Y es que es eso, no sabemos cerrar puertas porque no queremos, no queremos aprender a hacerlo. Nos es preferible aferraros hasta no poder más, mantenerla sostenida hasta que de una patada se azota, y entonces duele. 

Dicen que somos egoístas, yo no creo que seamos lo suficiente egoístas. Depositamos nuestro bienestar en otras personas, círculos; esferas a las que añoramos pertenecer. Cuidamos las esferas, creamos enormes expectativas en torno a su éxito, mas no en la persona, nuestra persona que atrapamos en ese espacio que no existe pero al cual aspiramos a llegar un día. 

A veces hace falta desarmarnos, darnos cuenta de qué estamos hechos, qué somos y por qué. Vaciarnos de todo sentir hasta quedar endebles para poder rediseñar el personaje, mismas piezas, distinta la apreciación.


Creo que todos tendríamos que sentirnos desahuciados alguna vez antes de los veinticinco. Sentir que la vida nos ha vaciado de todo contenido, de toda emoción e ímpetu por seguir adelante. Sufrir para valorar, sufrir para obligarnos a mirar hacia adentro y lidiar con aquello que hace que nuestras esferas se quiebren. Dejar ir las falsas expectativas. Suprimir nociones ajenas adoptadas como nuestras, patrones que dictan el error y el acierto. Desnudarnos de todo complejo para encontrar no el sentido de la vida pero sí el andar de todos los días .

martes, 25 de agosto de 2015

Summer of 14

So we had sex, lots of sex. We stared at each others eyes with light, we kissed and cuddled and had long and interesting, naked conversations; we told stories, some were true some were not. We slept -I slept-. We fit in a twin size bed -and I still wonder how- 

We walked through the city, we used the subway, we held hands and stood in line; we laughed and savored every moment. We worked, and we wrote, and we sung. We walked at night, when it rained, and danced on a hot May day. We smiled and we cried -I cried- and fascinated ourselves. 
We moved out and moved in, we traveled, we packed and unpacked. We texted, we emailed, we tweeted and used to chat, we recorded our voices, we had #RandomQuestionOfTheDay and #CheesyMomentOfTheDay, we exchanged selfies on planes, and buses, and offices -We never talked on the phone-. 

We talked about ourselves, our sphere, our magical connection; we talked about fascination. We had coffee, and greasy food, and milkshakes and chocolate. We bought 2:00 am condoms and we broke a bed. We had beers and shots, we shared cigarettes and smiles; you stood on my feet and blew off my mind. We never stopped being amazed of each other, we never turned off the light; but somehow, somewhere between silly texts and that sunday morning phone call, we went our separate ways.

viernes, 29 de mayo de 2015

Original

Because it is who you are, another sphere in which nobody you won’t allow will ever conquer. You are an original being, your decisions and choices; you are what tore you apart and what built you back together. 

It’s the most intimate thing you can ever share with someone, who you are, your thoughts, hopes and fears, who you aim to be and who you are scared to become. A reminder of your uniqueness. 

I’ve always been told I’m smart, ever since I was a little girl. But there’s more to me than clever. I’ve always been told I’m pretty, I wish I could say I don’t care, but I do. Growing up I noticed the projection of myself was not getting out there clear enough, people often thought I was ‘dumb’. It may have been my attitude, my cheerful ways, overly social personality or even my high pitch voice; but it sure as hell bothered me.




–Hey, I’m not dumb, I’m probably one of the smartest people you’ve ever met. Idiots–

Yeah, a bit narcissistic and conceded. But that is who I am. After taking a chill pill and realizing that overly confident attitude wasn’t gonna get me anywhere, I started noticing some other things that take place inside my head. It’s not all about being smart, it’s about having a restless soul, about wanting to do things and being eager for success. (This song taught me what eager meant back in middle school). A mind that hopes and works for things, that works with schemes and an agenda, that makes plans and rants over last minute changes. A mind that hurts, that overthinks and lives in the past, a mind that remembers and sometimes chooses to forget. Only if you take a close look you will notice the revolution that takes place inside my head, in that beautiful mind of mine. (A Beautiful Mind may be one of my favorite movies ever, and I love the idea of a mind being beautiful, that's my whole point!)

I have a mind that feels music and wishes to be more creative, a mind that learns and shares. Very few things are as fulfilling to me as understanding something and being able to share that knowledge. I have a complex mind, I imagine the inside of my head being like a rollercoaster, a huge structure with many, many ways to get to a finish line that grows when you reach it. I am a random person, someone whose train of thought is not easy to follow; I jump from one idea to the other, I make connections between things without apparent sense, but in my head it does, I relate everything to everyone, and viceversa. I attach meanings to simple things and strip off the ones from big life-changing concepts. (I deeply believe every major thing must happen to me on a thursday and I think God is an idea that helps us take each step forward without sinking in loneliness). 

I don’t mind sharing my mind, letting people in. And I find it veeeeeery satisfying to see someone’s reaction as they notice I’m much more than a pretty face with a 4 year-old’s voice and lack of shame. 

And one day I heard this song and it changed my life. It’s one of those songs that make you say -That’s me-.



I’ve gone places, and I have met people. Some transcendent, some shallow and some who stole a piece of me just to leave an empty spot I later had to fill in by myself. I have an independent mind that won’t ask permission to anybody for anything, I’m authentic, obsessive, impulsive, self-worshiping and fucked up but it is me who is in there.

It’s my ideas and choices who have made all the mistakes, all the building and cleaning to become this strange being that talks to herself, cleans when she is mad and treats her cat like he’s a human being. He is much more honest than 75% of the people I’ve met.



I don’t have a mind, I am a mind, and it is original.



lunes, 11 de mayo de 2015

Fricciones

El roce duele, duele porque trasciende. 

Cada vez que nos dejamos tocar por alguien no sólo les permitimos el contacto con nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestras ideas y sentir; les otorgamos permiso a tocar nuestra historia.

Un intercambio de piezas que no embonan, que chocan mas no empatan; que se tocan, se golpean, se sienten.

En cada historia hay fricciones; pequeños o grandes roces con quien hoy es pequeño cuando un día fue grande. Pasa el tiempo, aún quema la piel, aún siente el recuerdo. Historias que calan, que enseñaron con golpes, caricias y el roce más ligero. Contacto con quien deposita algo de sí en tu esencia a cambio de robar un fragmento de ella

Es difícil comprender que también hay toques intrascendentes. Caricias que te enseñan a sentir, mas no a tocar. Dejar ir, arrancarse de la piel los días, las semanas; los besos, las miradas. Palabras que hieren y enamoran, ideas que se anclan y arman casa en tu memoria. 

Nombrar mis fricciones es fácil, tienen ficha técnica, fecha de inicio y de terminación. Pero no todo acaba cuando termina. Fricciones que trascienden en la esencia; que cambian el modo en que reaccionas a un gesto amable, a una palabra, a una idea. Fricciones que te hacen vibrar ante la proximidad, fricciones que te enseñan la verdadera intimidad. La misma piel que añora el roce, un día te hizo darle entrada, te hizo querer ser tocada. Desear el contacto, propiciar la fricción; alterar el recuerdo y revivir el ayer para no modificar el hoy. 

Y todo permanece, nada se borra, nada se olvida. El toque ahí está, el cuerpo tiene memoria. La piel reproduce el espasmo, pero es la mente quien anhela, quien se aferra al roce. Todo cambia, y el cambio diluye. Fricciones que nos enseñaron a vivir, a doler con ardor, a recordar con caricias. 

viernes, 27 de febrero de 2015

Otra vuelta al sol, tener veintitrés.

Tener veintitrés me dolió, tanto que no quiero que se me acaben. Hoy cumplo veinticuatro, hoy dejo la que fui, la loca de los veintitrés y que hoy pasa a ser alguien más en esta nueva vuelta al sol. 

Dejo atrás a la Ana Luisa impulsiva de veintitrés, ésa, la que hizo lo que quiso, y le costó. Ésa, la que lloró como nunca, y como nunca también, sonrió. Hoy la dejo, la dejo con sus recuerdos, con el amargo sabor del ayer, con todo lo que supo caber entre el último jueves de febrero del año pasado y la mañana de este viernes. La dejo con esa enorme carga de saber que antes desconocía, la dejo ya sin miedo a subirse a un puente, sin miedo a que la dejen, sin miedo a no saber qué hacer, sin miedo a pedir favores, a aceptarlos, sin miedo a caminar de noche, al metro y a dormir sola. La dejo porque ya sabe correr, porque ya sabe volar, y también sabe caer. Hoy dejo a la Ana Luisa de veintitrés, la que tuvo 5 trabajos y durmió bajo 8 techos entre ese jueves y este viernes. Hoy dejo a la Ana Luisa de veintitrés, la que aprendió a tener paciencia, la que bajó 11 kg en 3 meses y luego los recuperó en 2; la que tuvo el coraje de reestructurar su vida no una, sino dos veces, la que vivió la soledad, la que no comió en dos días y no paraba de llorar. Hoy le digo adiós a la que que se supo volver a armar, que encontró la manera de salir a pasear y disfrutar. 


Veintitrés años tenía cuando se sintió grandísima, libre, 50; y veintitrés también cuando cayó más abajo del suelo. Tener veintitrés fue algo que me marcó, de esas cosas que jamás olvidas, esas cincuenta y dos semanas que parecieron eternas, porque lo fueron. No olvidaré lo que aprendí, lo que sentí, todo lo que obligué a mi mente a pensar, a digerir y a olvidar. Un año lleno de primeras veces, de recuerdos nuevos, de experiencias nunca antes imaginadas. Un año de esos que te cambian, que te enseñan a trancazos, no con metáforas bonitas. Un año para toda la vida. También tuve veintitrés cuando me enamoré y ya con eso todo lo vale. Porque hoy, que escribo veinticuatro, sé que tener veintitrés no fue un mal capítulo, sino uno determinante, necesario y parte de esta sucesión de hechos, de estas siempre tan brillantes vueltas al sol. 

miércoles, 8 de octubre de 2014

Just a strong idea.

–He broke me.

Said the girl with the empty look in her eyes. He broke me and it feels like forever since the last time I put together a jigsaw puzzle. He broke me, like no one did before. He broke me because I allowed it, desired it and let it happen.

He broke me, and it hurts. Like nothing before, like hot and cold at the same time; excruciating and indescribable pain. Because suddenly you are forced to deal with your own pieces, tiny bits of yourself you’d rather not remember. Shattered memories of what you wanted to do; who you wanted to become and how very deeply you wanted that to be shared. Broken reflections of what happened and never will again. Unfulfilled desires.

She was holding on to a rock, her rock. It meant every meaning she wanted to attach to a piece of hardened soil. It was hers, and it was perfect. Oh, but what a beautiful rock, and how quickly she learned how to climb it and enjoy the view from above. It was also a morphing rock, it developed ability to adequate itself to her; to be everything she wanted it to be. Almost like magic. She didn’t even have to tell the rock to be something, it became that something before she even thought about it. Fascinating, irresistible attraction towards it and the way it made her feel, the way it looked at her almost as if it understood her laughter.

–We didn’t cool off.

Thing is she imprinted heat on the rock with each and every hug; when gone, as being a rock, it had no heartbeat, no movement, no heat. And it broke. A huge piece of pretended stability, and it broke. It seemed as if it was all she ever had to hold on, and it broke.

Free fall to a place ten thousand feet beneath the worse place she could remember. Losing grip, losing hope, losing laughter; losing herself. Falling seemed like forever. Falling kept going, sometimes slower, sometimes in a rush. And she felt the air turning thicker; ideas turning into physical reactions; expectations turning into textbook theories she didn’t want to prove anymore.

She made peace with herself, her choices and her decisions (which are not the same) and she accepted the fall, she embraced it and let it heal her soul with every breath. But she didn’t fall, she rised from the past, from all the unlived memories that never earned a spot in her heart.

–He didn’t break me, it was just a rock that broke, and I fell.

She said above the clouds, higher than she ever aspired to be.







sábado, 27 de septiembre de 2014

Nunca nadie, sólo yo

¿En qué momento me hice fuerte? ¿En qué momento adopté esta madurez que hoy me acompaña a todos lados, que se imprime en mi esencia y en el modo en que deambulo por ahí? Yo era quien se derrumbaba, yo era quien quería, se moría por ser rescatada. Y hoy, hoy rescato. Hoy no me caigo, hoy levanto. Quiero y voy a emprender tanto. Lo sé y me emociona, me sé fuerte, me sé estable y sólida. Hoy soy autónoma y sé que mis ideas son lo más valioso que tengo y soy. Son mías. Soy yo. Yo soy mis palabras, mis acciones y reacciones. Soy mis lágrimas y lo que me hace reír tanto. Soy mi neurosis, mi estrés y mis ganas de cambiarlo todo. Nunca nadie me podrá parar, sólo muerto me podrán callar.


11 de junio de 2014.

Desde el pasado nos dejamos huellas para el hoy. Palabras, consejos, pistas y recuerdos que nos hagan retomar el camino. La yo de septiembre se cayó y quiso ser levantada, perdió el empuje y perdió las ganas. Hoy junio rescata a septiembre. No hay necesidad de agentes externos, todo cabe.

27 de septiembre de 2014