Siempre he sido una persona muy confiada, no sé si se deba al
haber crecido en un lugar en el que si dejas las llaves pegadas en el coche
toda la noche, a las 7:00am que vas a la escuela siguen ahí, coche y llaves.
Cruzarme a la farmacia Guadalajara a las 3:00am en pijama porque
se me antojó un gansito, irme sola en camión al centro, a los museos, al
teatro, por una chela. Correr a las 6:45 de la mañana por la calle porque dar
vueltas en un parque me hace sentir hámster. Quedarme hasta altas horas de la
madrugada en mi coche chismeando y a veces, bebiendo con un amigo. Decir, tengo
ganas de caminar en la noche, ponerme los tenis y salir a recibir ese tan
delicioso aire helado en la cara.
Yo soy de las que siempre lleva una cobijita en el coche por si le
dan ganas de tomar una siesta en el pasto. Yo platico con los choferes de los
camiones, yo chismeo de lo lindo con los taxistas. Yo les doy chocolates y
mazapanes a quienes piden dinero en el semáforo. Yo salgo a leer en mi hora de
comida a la calle y sonrío a los desconocidos.
Yo cedo el asiento en el camión y bajo la velocidad si está
lloviendo y veo a alguien en bici, o caminando. Yo doy aventón a quienes
estiran la mano en el ITESO. Yo platico con desconocidos, digo buenos días,
buenas tardes, buenas noches. Yo cotorreo con las señoras del oxxo de mi casa,
ya saben que los jueves compro chelas, que siempre me quedo más de lo necesario
por el aire acondicionado y que les robo sobrecitos de splenda porque… ¡Están
ahí!
Sí, me paso los altos cuando son calles solitarias. Sí, a veces
también me meto en sentido contrario cuando sé que mi destino es a la mitad de
la cuadra, o cuando estoy perdida y ya la regué. También me he estacionado en
cocheras ajenas un par de veces o en línea amarilla porque según yo, “no me
tardo nada”.
A veces soy grosera con los de Santander, o Telcel, o Axtel. Y yo
sé que no está en sus manos lograr lo que yo quiero que logren, trabajé en un
callcenter un ratote y sé que es horrible. No soy insultante pero tampoco
paciente; sí, casi siempre cuelgo si quien me atiende es mujer porque sé que no
voy a poder negociar nada (let’s be honest) y también pido supervisor si la
persona con quien hablo parece que se le complica entender que trata con
personas, no números de cuenta.
Si me agarras de malas soy muy sangrona, cero tolerante y ¡Córrele
con mi café que tengo prisa! Pero también trato de desearle un buen día a quien
te atiende en el drive thru de Black Coffee, Dairy Queen o Mc Donald’s un
sábado en la noche que yo compro Mc Trío para llevar de contrabando al cine.
Tengo esa maravillosa habilidad de “ver feo” a la gente y de
insultarlos de manera muy educada pues me encanta saber que estoy bien y que
quien defendía un argumento muy endeble, en efecto estaba mal. Soy soberbia, me
sé inteligente y a veces peco de ir por el mundo con bandera que dice “Todos
son una bola de pendejos”. Pero también me di cuenta que esa actitud no lleva a
nada, sí, eres superior al promedio intelectual; sí, tienes pocas o muchas
oportunidades dependiendo de la ventana desde la cual te observen. Pero esa
ventaja supone una responsabilidad social.
Empecé diciendo que soy una persona muy confiada, y no quiero
dejar de serlo. Ayer me asaltaron en un puente peatonal y creo que ha sido una
de las experiencias que más miedo me han causado. Me paralicé, asentí y seguro
con un semblante muy pálido y unos ojos muy grandes dejé ir mi iPhone 4S que
ese mismo día consideré vender pues son muchos mis números rojos en contraste
con mis veintitrés años cumplidos. También se llevaron el dinero que con tanto
coraje me he ganado a pesar de apenas hace dos días haberme querido
rendir. –“Son bienes materiales, lo
bueno es que estás bien, Gracias a Dios” La neta es que siempre me ha chocado
esa expresión, se me hace mediocre, conformista, el epítome de la opresión; sin
embargo ayer lo dije y lo dije en serio. Y es que pensar en todas las
posibilidades, los escenarios más oscuros y las mil quinientas variantes de un
mismo hecho tan sólo me hace agradecer que así fue, que “no pasó a mayores”.
Yo no quiero tener miedo, yo no quiero dejar de caminar por la
calle ni voltear paranoica a ver quién me sigue o revisarle las manos a todos
aquellos que se aproximen. ¡NO! No voy a permitir que el miedo me limite, que
sea un obstáculo entre lo que soy y lo que quiero ser. No voy a cambiar mi
estilo de vida sólo porque otros han construido el suyo a través de quitarle un
poco a los demás. Tampoco me voy a quedar callada, aquí no pasó nada, todo está
bien. Porque todo no está bien. En un grupo de señoras, me dijeron: –“Yo por eso me
atravieso por la avenida porque ya sabemos que en ese puente asaltan” ¡No la
chinguen! Ya sabemos pero no hacemos nada, ya sabemos y permitimos, ya sabemos
y cedemos, ya sabemos y contribuimos a ello. ¡No! Yo no.
No, no, no. Responsabilidad social, vivimos en comunidad. Común
unidad. Significaciones compartidas que nos hacen parte de un mismo todo,
identidad, historia colectiva. Pensamiento comunitario, acciones comunitarias,
ver por ti, por el de la izquierda y el de la derecha, por los de arriba y por
los de abajo. Pensar en las repercusiones de tus actos o de tu indiferencia
ante los actos. Conciencia como conocimiento compartido; consciencia como conocimiento
sobre el propio ser y su incidir en el entorno.
Voy a seguir brillando, voy a seguir hablando todo el día y hasta
el hastío de la contraparte que me escuche. Voy a seguir quejándome de todo,
voy a seguir denunciando lo que pasa, las consecuencias de lo que pasa, lo que
no pasa y por qué es que no pasa. Yo no permito que un hecho me cambie la
esencia. Yo sigo siendo ese fuego que con nada se apaga, que mientras más lo
intenten, con más furor se enciende, ¿Acaso no tengo el cabello naranja?
1 comentario:
Maravillosa catarsis ante una terrible realidad. Todos hemos pasado (o estamos pasando) ante inexplicables injusticias. Es muy triste ver que muchas personas se rinden y deciden entregar su mundo ante la mas minima provocación. Yo no dejé de acudir a un establecimiento en el cual presencié un asalto. Tampoco dejé de salir a la calle a pesar de sufrir multiples saqueos en casa. Tampoco dejo de escuchar música en mi auto a pesar de los robos de autoestereos. No dejaré de caminar con mis amigos buscando lo que no hemos perdido a pesar de haber sido perseguidos alguna vez. No dejaré de usar mis tarjetas de crédito a pesar de que ya sufrí de clonación alguna vez. Ser precavidos y perceptivos, pero no cobardes ni sumisos. Yo tampoco permito que un hecho me cambie la esencia. "Vivir en comunidad", "jugar en equipo", "jalar parejo", da igual el término, el chiste es entender que en este mundo somos tan libres que a veces se nos olvida que nuestros actos individuales repercuten y afectan a los demás, ojalá siempre afectaran para bien, y aunque afectaran para mal que terminaran siendo una lección de coraje y valor; como todo esto que viviste y todas esas ideas que provocó en ti y que nos compartes aquí.
Bravo Anita, tus textos siempre inspiran.
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