El dilema
de toda la vida: derecha contra izquierda. Pues en este caso no fue la
excepción y pudimos presenciar a un país dividido en los dos grandes bandos. Por
un lado estaba el republicano Mitt Romney y por el otro el demócrata y actual
presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama.
Es de
reconocerse, se trató de una contienda electoral sumamente reñida y cerrada. Si
se tuvo la oportunidad de dar seguimiento de la misma pudo haberse notado cómo
los dos candidatos iban casi a la par en votaciones y apoyo de los ciudadanos
del país más poderoso del globo.
Primer
debate, Romney se lo llevó con puntos agresivos y una estrategia bien definida
de ir completamente a la yugular del contrincante. Su ventaja en este primer
enfrentamiento fue una sorpresa debido a que no mostraba ser un personaje con
tanta fuerza. Pero esto no permaneció así, el presidente Obama se preparó de
mucha mejor manera para los siguientes dos encuentros, los cuales cerró con
fortísima ventaja.
A lo
largo del desarrollo de las campañas de ambos candidatos pudo notarse
claramente cuáles serían los puntos fuertes del discurso de cada uno. Romney con
un enfoque enteramente capitalista y hacia la inversión, el negocio, la
industria y el fortalecimiento de empresas nacionales. Obama apoyando a las
minorías que en conjunto conformaron la mayoría que le valió la presidencia.
A
pesar de sus millones de dólares, contactos e influencia en algunos de los
estados más importantes de la nación americana, Romney no tenía nada que
ofrecer en comparación con Obama. Con el apoyo de las comunidades latina,
afroamericana, asiática, homosexual e inmigrante en general, el candidato por
el partido demócrata tenía todas las de ganar desde el día uno. Pero vaya que
conforme se acercaba el 06 de noviembre las cosas se empezaron a tornar más y
más cerradas. Hubo quienes al final fueron vencidos por la duda, ¿Y qué tal si
no gana? Siempre estuvo latente esa posibilidad a pesar de haber sido una
campaña perfectamente ejecutada.
51
estados en el país de las oportunidades. 27 estados a favor, 332 votos
electorales y 62, 615, 406 votos populares significando un 51% de los votos y
la revancha para un Barack Obama que no se iba a quedar de brazos cruzados ante
la oportunidad de terminar con un proyecto que inició en 2008.
Hoy
Estados Unidos no sólo ha ganado cuatro años más con quien ha sido denominado
uno de los presidentes más queridos por el pueblo, también ha ganado una
oportunidad más de cambio, de aceptación y sobre todo de evolución. Ya no se
trata del mismo país que controla el mundo desde un trono dorado a 50 pisos de
altura. No. Hoy EEUU es una nación más de este mundo que aunque con un poder
económico que le hace creer que aún sigue siendo el titiritero, ya no
lo es. Pero eso lo sabemos nosotros o al menos nos gusta creerlo, el problema
reside en hacérselo saber a ellos.
Confío
en que con Obama aún en la delantera poco a poco irá restituyéndose no sólo la
economía de este país sino la del resto de los países que como México mantienen
una relación amor-odio con los de la bandera de rallas y estrellas. Y no sólo
se trata de economía, me gusta creer que no es el dinero el que mueve al mundo
sino las personas que lo habitamos. Idealista, sí. Siempre he dicho que si me
hubiera tocado nacer del otro lado de la frontera y si mi pasaporte tuviera un
águila sobre fondo azul y no verde
habría optado por darle mi voto a Barack Obama. No porque sea un
candidato ganador o un presidente perfecto sino porque creo que él significa el
futuro. Innovación, cambios, tiempo de actualizarse y dejar atrás el molde de
lo que se creyó era lo que se debía hacer por tantos años, más de los
necesarios.
Obama
con sus ideales de apoyo a quienes menos tienen en cuanto a recursos, derechos,
oportunidades y sueños. Obama a favor del matrimonio gay. Obama a favor de
nuevas políticas de empleo, finanzas y estructura económica. Obama retirando
tropas de Afghanistán y recursos para guerras en las que todos pierden y unas
cuántas carteras Mont Blanc engordan. Obama con esa sonrisa Colgate y la
autenticidad y el carisma que le aseguran cuatro años más de estrés y
conferencias de prensa, de fotografías que dan la vuelta al mundo en tan solo
segundos y de tweets que le aplauden
y abuchean todos y cada uno de sus movimientos. Obama en una casa blanca que
hace cuatro años requería remodelación y que es fecha que sigue en
construcción.
1 comentario:
Me gusto mucho el ensayo, buena redaccion y mezclas bien datos con historia para no hacerlo tan agresivo y pesado el texto. Felicidades muy bien hecho, claro y consiso.
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