Tacones enterrados en el césped, incómodos bobitos que revolotean
por tu cara y no te dejan hablar por temor a que uno decida entrar a echar un
vistazo a tu boca. Desproporcionados lentes oscuros y aunque negro, entallado
vestido de diseñador que en el baño presumes a esa prima “Me lo trajo Julio de
su último viaje de negocios a Milán”.
Pasarela de parientes lejanos y conocidos que cual actores de
Televisa pasan frente a ti con cara no de que se hubiera muerto la abuelita,
peor. Cara de tristeza extrema al recibir hoy jueves por la mañana , el
suplemento social del peri ódico para ver que en vez de
publicar las fotos de la Primera Comunión de la beba, en primera plana sale una
se ñora sin chiste en un
eventillo creo que del cáncer de mama.
Escenario de pretensiones, lágrimas de cocodrilo y zapatos con
piel del mismo. Aquí lo hay todo menos muerte, y si la hay, la verdad es muy
discreta.
A no muchos kilómetros, con mandil de flores verdes y vestido
bombacho a cuadros, Doña Claudia se arroja al pavimento desgarrando la gruesa
piel de unas percudidas rodillas, cansadas de soportar el peso de la vida,
propia y ajena.
–¡Me lo mataron! Esos hijos de la chingada
me mataron a mi Joaco. Ay pero qué muchacho tan pendejo, yo le dije que no lo
hiciera, que iba a acabar en la cárcel como su hermano El Toño. Pero nunca creí
que me lo iban a matar. Y ahora, ¿Quién le va a dar de comer a los hijos, las
suegras y hasta los pollos? Esos pinches pollos que nomás tragan y no me dejan
hacer el quehacer. –“Vamos a vender los
huevos jefita, nos vamos a hacer más ricos que los de la Bachoco, palabra de
Dios”. Pues ahora, ni pollos, ni hijos, ni huevos.
–Vámonos Doña Claus, que no tardan en
llegar los de la federal y pa’ que quiere más problemas, déjele la medallita y
vámonos a la casa que aquí ya empezó a llegar mucha gente.
Muerte. ¿Fin o principio? ¿Clímax o desenlace? La muerte de la
abuelita de noventa y cuatro años es tragedia y motivo de decenas de obituarios
mientras que el asesinato del Joaco es una cifra más de la lucha contra el
narco. Número decimal, centesimal, milesimal. ¿Qué tanto significa?
Hoy recordamos a los muertos, les lloramos con lágrimas de
nostalgia obligada. Es genuino, no digo que no. Pero, ¿Qué pasaría si hubiera
un obituario por cada alma que parte al día?
–Llévelo, llévelo, el nuevo periódico
nacional. Nombre cara y profesión de cada uno de los mártires de esta bélica
búsqueda por recuperar la paz que en algún momento creímos tener. Está de
promoción, tan sólo tres pesitos y es de tiraje diario.
*CAT 0 % informativo. Las ganancias de este producto van directo a
la construcción de un nuevo cementerio. Ya casi como el Teletón estamos
inaugurando dos al año. Ayúdanos a llegar a la meta con tu apoyo.
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