sábado, 17 de marzo de 2012

De las conexiones y el impacto de la Internet en la comunicación



A lo largo de la historia de la humanidad se han presentado diferentes invenciones tecnológicas que han modificado el ritmo y desarrollo de la interacción social. La manera en la que nos comportamos unos con otros varía dependiendo de muchos factores como lo son el entorno, la relación que tenemos con los demás, nuestro rol en la sociedad, etc. A finales del siglo XX surgió el elemento que daría un giro radical a nuestra manera de conectarnos. Si bien es cierto que ya teníamos el teléfono como método unificador, la Internet vino a revolucionar la comunicación entre seres humanos alrededor del mundo y la manera en cómo nos percibimos y expresamos como individuos que forman parte de una colectividad.

El aislamiento social actual
Si existe una característica que define el modo en que nos relacionamos en sociedad hoy en día es el individualismo. Poco a poco se han ido diluyendo las nociones de comunidad, trabajo en equipo, bien común y altruismo. Lo único que importa es el bienestar personal y de los que se encuentran en nuestra cercanía inmediata. Las acciones de cada persona están orientadas hacia su desarrollo personal. Conseguir un buen trabajo para ganar más para poder ir a ese nuevo destino turístico tan exclusivo las próximas vacaciones; gastar toda la quincena en una nueva consola de videojuegos para el estudio, ahí transcurrirán los siguientes domingos del mes; meter a los hijos al mejor colegio, deben conseguir las notas más altas para ser admitidos en la universidad más costosa de la cual saldrán con un título que les dote de prestigio en el mundo laboral, así llegarán a ser líderes privilegiados de esta decadente sociedad. ¿Qué pasó con construir un mundo mejor, luchar por objetivos comunes que favorezcan a todos? ¿Dónde quedaron las buenas intenciones y la colectividad social? Quizá lo ponga un tweet, así expreso cómo me siento ante esto a mis contactos.

Los integrantes de estas nuevas sociedades individualistas carecen de identidad social y cultural; no se sienten parte de un todo, sino que pertenecen únicamente a esa burbuja que coexiste con cientos de otras burbujas pero que verdaderamente no comparten nada. La humanidad se ha ido despojando del arraigo cultural que aún permanece en sociedades menos desarrolladas. Las innovaciones tecnológicas lejos de unificar a los miembros de estas grandes masas de gente los aparta unos de otro, creando círculos difíciles de acceder y mucho menos de entender. Nokia, una de las empresas líderes en tecnología celular tiene como slogan la frase “Connecting people”. Yo lo veo como todo lo contrario; las tecnologías de la información nos acercan únicamente de manera superficial, es cierto que cada vez es más fácil establecer contacto con quienes están lejos; pero estos mecanismos nos han ido separando como seres humanos al restarle importancia a la interacción personal. Ahora toda comunicación se lleva a cabo de manera virtual, pero de eso hablaré más adelante. Es importante dejar en claro que el fenómeno del individualismo no es una consecuencia del boom de la tecnología sino que ésta es un elemento que refuerza la primera premisa. Las nuevas tecnologías tienden a fomentar prácticas individualistas y de aislamiento social.

Empaquen sus cosas que migramos al mundo virtual
Desde hace casi dos décadas, nos hemos ido adentrando en la virtualidad, ese universo desconocido que parece prometer tantas maravillas. Primero de manera cautelosa, poco a poquito y sin perder de vista el mundo real y tradicional y luego a pasos agigantados, sin si quiera mirar el espejo retrovisor; cuántas cosas maravillosas se pueden hacer en la red. Tantas posibilidades, todo luce tan brillante, llamativo, perfecto y prometedor. Y es así como nos aventamos un clavado al monitor de la computadora sin saber que no hay manera de salir.

Una vez dentro de este nuevo mundo lo primero que hay que hacer es definir nuestra biografía. ¿Quién soy? No. Muy honesto, muy parecido a la realidad; se trata de una oportunidad de crear un personaje, ¿Quién quiero ser? Sí, mucho mejor. Lo que sucede con la Internet es que nos permite manipular nuestra realidad de manera que cada quien hace una selección de esos aspectos de su vida que quiere compartir. Lo que diferencia este mundo del de afuera es que la realidad se puede alterar, la virtualidad permite una constante modificación de nosotros mismos.

El segundo paso es definir cómo quisiéramos conectarnos con los demás, la manera de establecer conexiones con otros habitantes de la virtualidad es distinta que en la vida real. Aquí puedo ser una persona extrovertida, alburera y popular mientras que allá afuera solamente hablo con mis cuadernos y una que otra persona que piense igual que yo. Dentro del monitor puedo expresarme de mil maneras, no hay barreras ni límites; nada me da pena pues verdaderamente no soy yo, sino la versión de mi misma que desee crear.

Algo muy interesante que sucede con las conexiones online en la red es que permiten interacciones virtuales que no serían posibles en el plano real. Cuántos casos no conocemos de personas que el destino decidió apartar pero que gracias a las conexiones en Internet pueden reunirse nuevamente, aunque sea sólo mediante el intercambio de emails o chats. Estos casos serían prácticamente imposibles si no contáramos con la ayuda de la tecnología; ésta fomenta una recuperación del pasado. Relaciones que se retoman a partir de unos cuantos emails, primos lejanos que se encuentran en Facebook o parejas que mantienen una relación en Skype del otro lado del mundo. Hoy todo esto nos parece de lo más normal; todos conocemos matrimonios resultados de sitios como Match.com. Las limitantes del tiempo y el espacio hoy nos dan risa, hemos eliminado estas nociones de nuestra manera de conectarnos, ya sólo existe la virtualidad; ese extraño sitio que no tiene tiempo ni lugar. Las posibilidades son infinitas.

Implicaciones de las conexiones tecnológicas en la sociedad
Todo esto ha generado cambios en las tendencias de socialización de manera que la forma en que un adolescente invita a salir a una chica es totalmente distinta que hace 15 ó 20 años. La solicitud de amistad en Facebook es el equivalente a la nota doblada en clase de matemáticas. Las prácticas sociales se han modificado debido a la presencia de las tecnologías de la comunicación en nuestras vidas. Ya muy pocos tienen que esperar al repartidor del correo para recibir noticias de la hija que está de intercambio académico en otra ciudad. Desde el iPhone se realizan llamadas por Skype a cualquier sitio del mundo. De hecho todos estos dispositivos inteligentes fungen como asistentes personales, más que un teléfono para realizar llamadas se trata de una pequeña computadora desde la cual accedemos a Twitter, Facebook nuestros correos, periódicos y hasta el portal del banco, enviamos imágenes, videos, añadimos citas al calendario y lo sincronizamos con nuestros colaboradores.

Nuestras maneras de relacionarnos como integrantes de la sociedad global han sido modificadas de raíz. Pero esto no es posible para todos, se requiere de una serie de habilidades para el manejo de los dispositivos y las tecnologías para poder tener un aprovechamiento completo de ellas. Aunque las nuevas generaciones ya cuentan con estas habilidades casi de manera innata, resulta muy difícil para los adultos ajenos a la virtualidad adaptar estas nuevas modalidades a su manera de interactuar, de conectarse. Cada vez se le da más valor al manejo de un computador y los distintos tipos de software que a una educación completa y tradicionalista carente de conocimientos computacionales.

Una de las consecuencias de esto es el intercambio de roles que se presenta en las familias. Los padres acuden a sus hijos adolescentes para que les ayuden a programar el reproductor de DVD, o el tono del celular, o la hora en el microondas. Se lleva a cabo una subordinación de la autoridad por parte de los adultos a quienes se les considera como nativos digitales. Y no es que las prácticas entre padre e hijo hayan cambiado (aunque quizá sí) sino que la noción de que el padre es quien tiene todo el conocimiento se ha desvanecido. Ante toda la información puesta en Internet al alcance de todos, la sabiduría del abuelo o lo que tiene que decir el profesor de historia pasa a segundo plano. La creación del mundo virtual ha generado niños que ya no requieren de esa incómoda plática con los papás en la pubertad, Google pone todo al alcance de sus manos.

Las conexiones sociales cambian constantemente en el desarrollo y evolución de la sociedad, es algo completamente normal, pero como al calentamiento global; los seres humanos y nuestro afán por dominar las tecnologías, por ir más allá hemos acelerado este proceso. La manera en la que nos comunicamos con quienes están lejos y hasta con quienes se encuentran sentados a nuestro lado con los audífonos puestos ha sido determinada por el avance y la penetración de la tecnología en nuestras vidas.

La Internet propone nuevos espacios y tendencias de socialización para los distintos grupos generacionales, cada persona le da un uso diferente al mundo virtual y a los dispositivos que nos acercan a él. Las posibilidades son infinitas, y esto es sólo el comienzo de lo que llegará a significar esta inmersión a lo virtual en el desarrollo social del hombre. Habrá que retomar esta temática en 5 años y analizar dónde nos encontramos y hacia donde nos llevan las corrientes de la web. 

martes, 13 de marzo de 2012

El viaje

Le tiemblan las manos, con ojos vidriosos mira a su alrededor buscando respuestas y lo único que puede ver son luces. Tan brillantes que lo ciegan e impiden que vea su camino. Tambalea por las calles sin rumbo y torpemente, choca con un sujeto desconocido, no reacciona, se desploma en una banca a esperar. Pero ¿qué espera?. Un camión se detiene frente a él, Jorge lo ve, o al menos eso intenta pero no logra distinguir de entre las sombras. Permanece ahí por lo que parece ser más de una hora. Alguien le habla, se esfuerza por comprender lo que le dicen y sólo consigue rescatar una frase: "Es la última ronda, ¿te subes?". Mira hacia arriba y se topa con un cielo negro sin estrellas, iluminado únicamente por las luces de la gran ciudad, semáforos, oficinas que aún no han cerrado y autos, tantos autos que transitan por las calles, que las saturan e impiden caminar. Autos deportivos, autos lujosos, autos grandes, chicos y autos ostentosos. Tal parece que se adecuan a la personalidad de cada persona, o refuerzan esa identidad construida por cada quien de lo que se gustaría ser. 

Sube al camión. Un pie y luego el otro, se sujeta del barandal con una mano y con la otra busca en sus bolsillos. No sabe qué puede haber ahí dentro. Ha pasado tanto tiempo desde que dejó de realizar esas actividades mundanas, que otorgan de cotidianidad al día a día que su mente se ha dejado de preocupar por banalidades como dinero para el camión o si ya se estrenó en el cine aquella película que había prometido ir a ver. El conductor lo observa con una mezcla de lástima y desesperación, con una seña le indica que no hay problema que tome un lugar. Prisa por llegar a su casa con su mujer, quizá alcance a ayudar a los niños con su tarea antes de que llegue su hora de dormir. La prisa es algo que Jorge dejó de percibir hace mucho tiempo, no hay necesidad de apresurar nada, al fin y al cabo no se dirige a ningún lado, nadie le espera. 

Hace lo que se le ha pedido, elige un asiento al final del camión, en la ventana. Mira a través de ella, nuevamente se nubla su visión por la luz, y por todos esos recuerdos que no consigue evadir; por la culpa de no haber hecho algo más. Entre un sinfín de imágenes que transitan por su mente, descubre una lágrima que ha llegado a la comisura de sus labios. Una única lágrima que manifiesta todo su dolor. El camión se detiene, sube una pareja que lo ve con recelo, se sientan apartados de aquél hombre que transmite una enorme desdicha y pesar. A final de cuentas nadie nunca quiere compartir la tristeza, solemos hacerlo por compromiso, amor, empatía o culpabilidad; pero no nos gusta. Jorge se encuentra solo. Es acompañado únicamente por los recuerdos de lo que algún día fue su vida. Ha decidido no hacerse más daño soñando con lo que pudo ser, con todos los planes truncados; hoy su vida se resume a este instante en el camión. 

domingo, 4 de marzo de 2012

De la importancia del buen hábito


Creo que no hace falta explicación. Hay que leer, no nos dejemos manejar por nadie. Leer es saber, y saber es poder.

Metamorfosis bajo las estrellas


Un instante después de su contacto con el mago, ella comienza a sentir un cosquilleo, su cuerpo cambia, se hace pequeña y adquiere un color azul turquesa. Extiende sus brazos y se da cuenta que ya no es la misma, ahora por fin puede volar.