jueves, 24 de marzo de 2011

De la ausencia libre de lágrimas; de la dulce, dulce soledad

Todo nuestro mal proviene de no poder estar solos” Jean de la Bruyére

La soledad siempre es tomada como algo negativo, triste y que provoca unas inmensas ganas de desaparecer, de que nada exista. Soledad es nostalgia, desear algo que no se tiene, que se perdió o que nunca se pudo conseguir. Es como un trago amargo por el cual nunca se querrá pasar. Existe una cultura de temor hacia la soledad. Huimos de ella lo más posible y la categorizamos como terrible. Yo considero que esto está mal. Saber estar solo es una gran virtud de la cual muchos carecen.

“La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes” dijo alguna vez el filósofo alemán Arthur Schopenhauer. Lo que yo puedo interpretar de esto es que, para que una persona se encuentre en absoluta paz consigo misma debe aprender a convivir con su propia soledad ya que esta enriquece el espíritu.

Y no hay que malinterpretar las cosas, tampoco se trata de que seamos todos ermitaños y que no exista interacción entre las personas, no ese no es el punto. Lo que se debe hacer es eliminar ese prejuicio que se tiene de que la soledad es sinónimo de amargura y tristeza.  Simple y sencillamente porque no es así.

Entonces, ¿la soledad es algo bueno? ¡Claro que sí! El periodo que se experimenta luego de la separación de algo a lo que solíamos estar muy apegados genera depresión y la sensación de melancolía con que se relaciona a la soledad. Las separaciones más dolorosas siempre son aquellas que surgen a partir de relaciones de dependencia, que cuando terminan dejan un vacío al cual le otorgamos el nombre de soledad. Por lo tanto, si hubiera que asignar una palabra a este sentimiento sería sin duda: ausencia. Y la ausencia no debe ser necesariamente dolorosa.

Es en estos instantes en los que nos encontramos rodeados de nada que aprendemos más. El hombre crece en soledad, es ahí que se encuentra a sí mismo, y si no lo ha encontrado aún, lo conforma. Como bien dijo Laurence Sterne en su época, “La soledad es la mejor nodriza de la sabiduría”. Ya que es mientras se está absolutamente solo que se aprende lo que es verdaderamente importante. Porque el conocimiento que se imparte en las aulas de clase es pasajero, olvidadizo e irrelevante. Lo que vale la pena saber no nos lo enseña nadie, eso es algo que cada quien debe descubrir. Citando nuevamente a Schopenhauer reafirmo mi punto, “La soledad ofrece al hombre colocado a gran altura intelectual una doble ventaja: estar consigo mismo y no estar con los demás”.

Bueno, ¿y en las relaciones? Lo que sucede luego de una ruptura sentimental muy fuerte es una gran depresión conformada por una inmensa soledad que desgarra el alma. ¡Pero eso está mal! ¿Por qué es que nos hacemos eso a nosotros mismos? No hay necesidad de martirizarse, se está solo, sí. Adaptarse al cambio también será difícil, sí. Pero no es el fin del mundo, sino todo lo contrario. Aprender a vivir sin más compañía que la de uno mismo es un proceso de crecimiento personal importantísimo, tanto que considero que todos en algún punto de nuestras vidas deberíamos darnos la oportunidad de estar solos. Como individuos debemos conocernos, aceptarnos y aprender a interactuar con nosotros mismos. “El carácter independiente surge de poder bastarse a sí mismo” afirmó Francisco Grandmontagne. Comparto esta opinión ya que es cierto que la independencia de una persona surge a partir de su capacidad de vivir en soledad.

No vivimos a pesar de la soledad, no. Vivimos aprovechándola y utilizándola con la finalidad de enriquecernos de ella.


sábado, 12 de marzo de 2011

Desenamoramiento para principiantes

Amor, amor, amor… mucho se escribe, se canta y se dice acerca del amor, sus maravillas, milagros y bondades. Pero, ¿qué sucede cuando este se acaba? Cuando de repente y sin previo aviso, este maravilloso sentir desaparece sin intenciones de regresar y dejando en su ausencia un cúmulo de emociones indescriptibles y que parten en dos cada partícula de nuestro cuerpo. No hablaré del amor, sino de su contraparte, el cruel, despiadado y amargo desamor.

¿Qué es eso del desamor? Es un hombrecillo flaco, flaco que se está quedando calvo y cuyo rostro ya ha olvidado como dibujar una sonrisa. El desamor es la viva imagen de la amargura y la soledad, de la melancolía y la nostalgia. Estar “desenamorado” es ser libre y que no sirva de nada porque se sigue estando atado por cuerdas de hilo invisible a esa persona que nos ha dejado ir.

Causas del desamor
Huy, muchísimas cosas provocan este común síndrome. Para tener una mayor comprensión del tema y posteriormente lograr suprimir este horrible sentimiento, enunciaré unas cuantas causas y las acompañaré de una breve descripción.

1.- El desamor por rechazo del ser amado. Esta clase de desamor se refiere a la desdicha que vive una persona luego de enterarse de que el objeto de su infatuación no tiene ningún interés en su persona. Es muy difícil de aceptar pero una vez que se asimila suele superarse rápidamente y surge un nuevo sentimiento que lo reemplaza, el rencor hacia esa persona.

2.- Por otro lado tenemos el desamor ocasionado por una fuerte desilusión. Se presenta cuando uno de los enamorados se percata de que la otra persona no es quien se pensaba que era. Frecuentemente, esto se hace evidente luego de un engaño, pleito o situación adversa en la cual la persona previamente amada no responde de la manera esperada o deseada. Esta clase de desamor es de las más dolorosas puesto que hiere al orgullo y resulta difícil de perdonar.

3.- Uno de los casos más tristes es el de los amores imposibles. Esto sucede cuando los dos implicados se aman intensamente pero intervienen terceros que los hacen entrar en razón de que viven un error ya que “no deberían” estar juntos. Los motivos de estos amores imposibles son las grandes diferencias de edad, de clases sociales, de raza, religión o cultura existentes entre los enamorados. Claro que siempre habrá quienes desafíen a las normas y continúen con su amor; pero generalmente estos casos terminan en traumáticas rupturas. Se dice que quienes sufren este tipo de desamor nunca son capaces de volver a amar a nadie más puesto que no se olvidan de esa persona tan especial.

4.- Quizá el desamor más terrible y doloroso es aquel que surge a partir de una relación prohibida ya que este comienza a experimentarse en la relación y se intensifica una vez terminada esta. En esta situación, los tres implicados sufren de distintas maneras. La persona que engaña experimenta una confusión de sentimientos que le impide amar correctamente y que le carcome la conciencia. La persona engañada (si se entera de la situación) sufre el doble ya que es víctima de la desilusión, el rechazo y la mentira a la vez. Aún si consigue perdonar a su pareja, la confianza nunca podrá ser restaurada del todo. Mientras que la persona con la que se engaña vive una de las posiciones más difíciles ya que ama a alguien que nunca podrá tener y que nunca sentirá lo mismo por ella. Es por esto que el desamor a raíz del engaño lastima más que cualquier otro y deja secuelas irreparables.

5.- El último tipo de desamor que se analizará es aquél que no se manifiesta. Esta clase de sentimiento se genera a causa de un amor secreto. Es muy común en adolescentes que se enamoran de adultos o de integrantes de la familia. También se presenta en personas que aman a quien ya se encuentra comprometido y deciden quedarse callados. Se trata de un desamor cruel y masoquista ya que se sufre solo y en silencio. Muchos de estos casos nunca se superan, se ama a esa persona toda la vida sin que ella si quiera se lo imagine.

Fases para la eliminación del desamor
Independientemente de cuáles sean las causas para que una persona experimente los tormentos y desdichas que trae consigo la pérdida del ser amado (o la aceptación de que nunca se podrá tener) existen ciertas fases o etapas por las que se debe atravesar para llegar a olvidar a ese ser de nuestros desvelos y amarguras. Para mayor entendimiento le otorgaremos un nombre y una historia  a nuestro protagonista. Se trata de una chica de diecisiete años, se llama Paula y su novio la cortó porque decidió que ya se había aburrido de ella y que una nueva novia es justo lo que necesita.

1ª fase: el abandono
La tragedia sucede. Paula es abandonada por su pareja, dejándola despojada de toda felicidad y dicha, solo le deja una profunda herida en el alma que arde más que limón sobre una cortada de papel en el dedo índice. Es en esta fase que la joven Paulita se siente morir, su vida carece de sentido sin su amado. Daría todo por volver con él (incluso considera ir a rogarle que reconsidere su decisión). Descuida su apariencia personal, no habla de otra cosa que del fulano, llora cada vez que lo ve con la nueva novia y no quiere saber nada de nada, su mundo se terminó.

2ª fase: la soledad
Paula ya aceptó que no regresará con el novio, ya no lo haría si él se lo pidiera. Aún le duele recordar y aunque no lo admite, piensa en el todo el día. Pero al menos, ya ha adoptado una postura de adaptación. Se encuentra sola y comienza a asimilarlo. Se ha dado cuenta de que va a estar bien sin él, solo tomará algo de tiempo.

3ª fase: la nostalgia
Paula ya no está deprimida y su nivel de obsesión con el ex novio ha disminuido considerablemente. Ha vuelto a ser feliz y comprende que al terminarla, el tipo le hizo un favor. Aún siente cierta nostalgia por la relación y añora los momentos buenos. Todavía lo extraña, pero ya no le duele su ausencia, sabe que pronto lo olvidará.

4ª fase: la superación
Si se lo encuentra, lo saluda cordialmente y sin momentos incómodos. No es su amigo pero ya no siente nada por él. Paula comienza a salir con otros chicos y a considerar a varios como prospectos interesantes. Se siente liberada y contenta. Ya no piensa en el ex, no lo extraña ni desea estar cerca de él.

5ª fase: la indiferencia
“¿Qué anduve con fulano? Ah sí, pero equis, nada importante”. A Paula ya le da igual. En ocasiones se le olvida que en algún momento amó a esa persona, todo se ha esfumado. No rencores, no nostalgia ni tristeza. Cuando se topa con fotos o cartas viejas, le cuesta trabajo imaginarse cómo pudo pasar todo eso, ya no tiene sentido. Es ahora que Paula está lista para iniciar una nueva relación si lo desea. Se ha olvidado por completo de este sujeto que en un momento fue tan importante para ella; pero que hoy no es nadie.

Y así, así de sencillo se deshace uno de ese horroroso hombrecillo que solía acompañarnos día y noche causándonos llanto y robándonos la dicha y la felicidad. Amar es uno de los sentimientos más hermosos que hay, y no debe permitirse que experiencias amargas como estas quiten las ganas de volver a enamorarse. Siempre hay que darle una oportunidad al amor, nunca se sabe qué puede resultar de algo a menos que se intente. Hay que arriesgarse una y otra vez hasta encontrar a la media naranja, al alma gemela, al amor de la vida. Prueba y error, así es como funciona esto. 

miércoles, 9 de marzo de 2011

"La primera igualdad es la equidad" Víctor Hugo

Se dice que vivimos en tiempos de igualdad, que no hay en esta tierra un ser humano que valga más que otro y que todos contamos con los mismos derechos y oportunidades. Pero, ¿es esto cierto? Yo no lo creo. Tal parece que es todo lo contrario. Si hubiera igualdad, no morirían niños de hambre cada minuto mientras que unos pocos ya están comprando pisos en la luna. Si hubiera igualdad, cientos de mujeres no serían mutiladas diariamente en Medio Oriente. Si hubiera igualdad, no habría ladrones ni indocumentados. Si hubiera igualdad, los estadounidenses necesitarían visas para entrar a México. Pero no la hay. Hablar de una absoluta igualdad en estos tiempos es hablar de una inexistente utopía.

Como alguna vez dijo Balzac: “La igualdad tal vez sea un derecho, pero no hay poder humano que alcance jamás a convertirla en hecho” Puede sonar trágico, pero es una visión realista de la situación, y eso que Balzac no conoció si quiera el siglo XX; y cómo han cambiado las cosas desde entonces. ¿Para bien, para mal? No podría decirlo a ciencia cierta, pero a mi punto de vista, la humanidad no ha hecho más que decrecer con cada “avance”. Es como si por cada 3 pasos adelante retrocediéramos 10.

Vivimos en un mundo en el que la discriminación se condena y se aplica con la misma facilidad. De hecho me inclino más por la segunda opción. ¿No se supone que estamos en la modernidad? ¿No se supone que todas las luchas del hombre han sido para conseguir una igualdad, para establecer derechos, responsabilidades y normas? ¿De qué nos sirve toda esa palabrería si al final, las cosas son exactamente igual? Lo único que ha cambiado es que hoy todos pretenden ser tolerantes. 

Hoy se discrimina todo y la discriminación surge a partir de las desigualdades y del rechazo a estas. Pero lo difícil es encontrar la razón. ¿De dónde surge tanto odio hacia lo distinto? Guillermo Gapel lo enuncia de la siguiente manera: "La discriminación es la única arma que tienen los mediocres para sobresalir" Yo considero que su visión es muy acertada. Ya que, si no se tiene nada, ¿de qué manera logro ser mejor que el de al lado? Haciéndolo creer que tiene aún menos que yo; aunque no sea así.

Las sociedades de la actualidad caen en lo extremista. Hemos dejado atrás los puntos medios. O se tiene todo o no se tiene absolutamente nada. Y no me refiero únicamente a bienes y riquezas. La desigualdad se encuentra en todos los ámbitos. Hay quienes son discriminados por su apariencia, otros por su religión, postura política, clase social, edad, nivel educativo y hasta por su preferencia sexual. ¿Eso es vivir en la modernidad? ¿Eso es haber conseguido una equidad, una tolerancia y una cultura del respeto? No. En cuanto a la desigualdad económica que hay en nuestro planeta, Rousseau dijo que “La igualdad de la riqueza debe consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro,  y ninguno tan pobre que se vea necesitado de venderse”. Es que tampoco se trata de buscar un socialismo extremo en el que los bienes se repartan equitativamente entre todos los hombres sin importar quiénes trabajaron para conseguirlo y quiénes no. Pero yo considero que todos los seres humanos deberíamos contar con las mismas oportunidades, cosa que no sucede.


Y tampoco cabe asumir la postura de que todas las personas somos exactamente iguales. ¡Claro que no es así! Pero debemos empezar a aprender a vivir con nuestras diferencias ya que estas son las que otorgan de coherencia a la realidad. Todos, como habitantes de este mundo tenemos la capacidad de convertirnos en lo que sea que queramos ser; así mismo, tenemos la responsabilidad y obligación de permitir a otros que logren lo mismo. Se dice que, cada persona es un mundo, y es cierto. “Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son” sabias palabras de Abraham Lincoln. Y todos deberíamos adoptar esa postura, aceptar nuestra equidad como seres humanos pero también nuestra individualidad como seres únicos, independientes y autónomos.


Nada ni nadie debería limitar a las personas a ser y a vivir. Nadie debería ser considerado menos simplemente por sus diferencias; no lo es. El dinero no le otorga valor a una persona, tampoco el conocimiento, el estatus, su nacionalidad o religión. Una persona no es más valiosa que otra. Puede tener más recursos, pero no es  más ni menos que nadie. Como bien dijo mi favorito, García Márquez: “Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse”. El primer paso para establecer una equidad es adoptar una actitud de humildad. Y no debe confundirse esta con una minusvaloración propia, simplemente se trata de situarse en la posición del otro por un segundo, puede tener una vida completamente distinta a la mía, pero eso no le resta valor ni se lo suma, es diferente, eso es todo.

"I'm feeling black"

Normalmente planeo perfecto todo lo que escribo, hago una idea en mi mente y luego ya procedo a traducirla en palabras. Hoy no. Simplemente no tengo ganas.

¿No es horrible cuando en un día todo va perfecto. Las cosas salen justo como quieres. Un día lindo, divertido, con risas, besos y abrazos y mucha felicidad, en pocas palabras, un día rosa (esos de los que hablé el otro día). Pero de repente toda esa alegría y perfección se esfuma, algo pasa que te cambia el día. Y por más que quieres ser fuerte y no dejar que te afecte; por más que intentas seguir adelante con la frente en alto convenciéndote a ti mismo de que no ha pasado absolutamente nada; por más que tratas de evadirlo, reírte y restarle importancia al hecho... No siempre se puede.?

Bueno, hoy es uno de esos días. Llamémoslo un día azúl. Así como los británicos dicen: "I'm feeling blue". No, mejor no, la verdad me gusta mucho el azúl. No sé porque, pero se me hace un color fresco, pacífico... el cielo es azúl, el mar es azúl... No, azúl no. Negro. El negro es sobrio, el negro es aburrido, las personas van de negro a los funerales, cuando algo se descompone se pone negro, cuando alguien es cruel, se dice que tiene un alma negra. Y estos días son definitivamente crueles... Sí, negro será.

¿Cuál es el problema que cambia los días de color? Carece de importancia, el punto es que cambió. Ahora, qué se puede hacer para volver a la tranquilidad. ¿Cómo evadir algo que está dando vueltas en tu mente y no te deja ni respirar? ¿Se puede? Seguro sí, solo aún no encuentro la manera. Sucede que hay tanto que hacer que uno no se puede dar el lujo de dejarlo todo solo por buscar la manera de eliminar ese nudo en la garganta, esas lágrimas que no salen y solo torturan. Lágrimas crueles, despiadadas y egoístas. ¿Por qué no salen de una vez y me dejan en paz?

Solución temporal: café con leche, calientito y con mucho splenda. Ah, y una sesión de desahogo tecnológico.

miércoles, 2 de marzo de 2011

En medio de tantos cambios, una constante

“Es ese señor enorme y bigotón” decía de pequeña cuando alguien me preguntaba por mi papá. Y es que si ha habido una constante a lo largo de mi vida, es la presencia de esta importante persona en ella. Para empezar, él y mi mamá se conocieron un año antes de que yo naciera un miércoles 27 de febrero de 1991 en la ciudad de San José del Cabo B.C.S. Vivimos todos juntos ahí hasta que yo tenía como 2 años y medio, luego nos mudamos a Acapulco y mi papá seguía viviendo conmigo. De esa época no tengo muchos recuerdos ya que aun era muy chica; pero una imagen que permanece clara en mi mente es la de mi papá llevándome al Kínder en las mañanas y al mismo tiempo a mi mamá a la preparatoria.

Bueno, esto se supone que es una autobiografía, así que adelantemos un poco más el tiempo. Después de vivir en Acapulco un tiempo, nos mudamos a Cancún. Yo seguía siendo muy pequeña así que no me hacía mucha diferencia el cambio constante de ciudad; solo que en ésta ocasión, el código postal no fue lo único que cambió. Cuando yo tenía 4 años, mis papás se divorciaron. La verdad es que este suceso nunca significó un trauma para mí ya que era muy chica y nunca dejé de ver a mi papá, así que de hecho, yo lo veía como algo lindo y que me beneficiaba.

Fue a partir de esta etapa que me hice muy cercana a mi papá. Lo vía todos los fines de semana sin falta desde que salía del colegio hasta el domingo en la noche. El me consentía, jugaba conmigo, me llevaba a todos los lugares que quisiera y siempre me dejaba hacer todo. Para mí, los fines de semana eran lo mejor de todo. Pasaron unos cuantos años, cuando cumplí 7 mis papás tomaron la decisión de que yo viviera con mi papá un tiempo. Por supuesto que yo era la más feliz del mundo de pensar en que la vida serían vacaciones permanentes; pero no fue así. Mi papá me explicó que ahora que tenía que vivir con él las cosas cambiarían un poco ya que yo tenía que ir al colegio, hacer tareas, ir al doctor, etc. Total que fue un año el tiempo que viví con él, quizá el año en el que mejor lo llegué a conocer y en el que nos unimos más ya que no habíamos convivido mucho de manera cotidiana.

Luego sucedió lo inevitable, tuve que regresar con mi mamá porque decidió que nos mudaríamos de regreso a Los Cabos. El cambio de ciudad no me molestaba, ya que allá estaban todos mis primos, mis tíos, mis abuelos, en fin; toda mi familia. Lo que me preocupaba era que allá no tendría a mi papá puesto que él se quedaría en Cancún. Después de una difícil despedida me fui. Triste, pero sabiendo que no tendría que esperar mucho para volver a ver a esta tan importante persona en mi vida.

Y así fue. No pasaron más de dos meses desde que mi mamá y yo llegamos a mi ciudad natal para que un día mi papá me tomara por sorpresa después del colegio. Yo era la más feliz del mundo, por fin estaba con mi papi adorado y estaba segura de que no me volvería a dejar solita.

Los años que siguieron fueron sin duda los mejores de mi infancia ya que conforme yo crecía, mi relación con mi papá también. Lo veía muchísimo más seguido que antes, siempre íbamos de viaje a todos lados y todo parecía perfecto. Hasta que una vez más, me dieron la noticia de que las cosas volverían a cambiar. Debido a una oportunidad de trabajo, mi papá debía regresar a Cancún. Yo ya era más grande, tenía 11 años; sin embargo ésta ocasión me pesó más la separación de mi papá debido a la mala relación que yo llevaba con mi mamá.

Pero no todo fue drama y tragedias. Sí, vivía sola con mi mamá y ya no veía a mi papi los fines de semana, pero todas las vacaciones (sin falta) yo iba a Cancún a visitarlo y el tiempo perdido era compensado con creces. Después de unos cuatro veranos, me di cuenta que mi papá no regresaría a Los Cabos a vivir conmigo, pero eso no me afectaba, al contrario. Yo era feliz de irme a pasear todas las vacaciones con él y de tener mi vida en Cabo, tenía lo mejor de las dos cosas.

Y aunque después de los 11 años no volví a ver a mi papá con la frecuencia con que quisiera, puedo decir que mi relación con él es maravillosa. Mejor de la que nunca podré llegar a tener con mi mamá, por ejemplo. Yo crecí, pasé de la niñez a la pubertad, a la adolescencia y después a la independencia. Terminé la preparatoria y me vine a vivir a Guadalajara para entrar a la universidad, ya que si me quedaba en Cabo no tenía más opción que estudiar turismo o administración de empresas, y yo quería estudiar comunicación en el iteso.
Ahora que estoy acá, estoy prácticamente aislada de mi familia, sin embargo mi papá sigue siendo una figura importante en mi vida ya que es la persona que más se preocupa por mí, y que curiosamente veo con más frecuencia.

¿Qué quise decir con todo esto? Que mi vida ha estado formada por muchos cambios, que una de mis habilidades más desarrolladas es la capacidad de adaptarme a ellos y que uno de los personajes principales de la historia de mi vida es y seguirá siendo mi papá. Porque yo puedo crecer, puedo cambiar, puedo madurar, mil cosas cambiarán en mi vida. Pero si de algo estoy convencida es que ese señor grandote y bigotón continuará estando ahí, acompañándome en mi crecimiento, en mis metas, ilusiones y logros.