viernes, 29 de marzo de 2013

Tic toc, tic toc


Ilustración Humberto A. Padilla

Lo agitas, lo golpeas contra la pared. No funciona, lo tiras al suelo, lo pisas como si fuera una fea araña de esas que sólo salen de su escondite cuando estás sola. Sigue sonando, tic toc, tic toc. Le  has quitado las baterías, lo has arrojado contra cualquier superficie que se te haya atravesado… ¡Y sigue sonando! y es que por más que quisieras que se detuvieran las diminutas manecillas de ese reloj que permaneció en tu pared por tanto tiempo, no lo logras. 

El tiempo no se detiene, sigue, sigue y sigue. Tú te irás, terminará tu estadía por este lugar y las millones de manecillas seguirán girando, como siempre, en la misma dirección. Quizá sea para bien, piénsalo. Detener el tiempo sería como hacer trampa, ¿No? Todo sigue, apúrate que mientras buscas la manera de ponerle pausa a esto, te estás quedando atrás. Tic toc, tic toc. 

martes, 26 de marzo de 2013

Como diluirse en una estrella



Siempre he pensado que tirarse al suelo a observar el infinito cielo estrellado es de las cosas más sencillamente bellas que hay. Lo sostengo. Y es que tan solo ponerse a pensar en lo minúsculo que es nuestro existir hace que todo parezca menos trágico. Es cuestión de perspectiva. Estrellas que desde el pasado brillan hoy frente a estos ojos que buscando una respuesta, observan, observan. Y es que cada vez pasamos menos tiempo en silencio, sin pantallas, sin la tranquilidad que produce el recostar la cabeza contra el pavimento y simplemente dejarlo todo ir, respirar hasta sentir que el alma te va a explotar. Es ahí cuando verdaderamente aprendes a dejar las cosas ir, cuando te sitúas como parte de esta enorme realidad en la que todo pasa, y al mismo tiempo, no pasa nada. Y no es resignación sino serenidad, al saber que la vida sigue sin importar tu actitud ante ella. En ocasiones el saberte irrelevante es justo lo que necesitas para seguir andando, con la vista en alto, mirando las estrellas cada vez que encuentras sobre ti este hermoso cielo negro que encierra las miradas de quien como tú, busca una respuesta en lo que desconoce. 

jueves, 21 de marzo de 2013

Sonrisas de hule


Cuida que el suave viento no se lleve la mercancía. El globero ata cada uno de los superhéroes, personajes de caricaturas y animalitos en un mismo nudo que evita vuelen con alas propias.

No es necesario hacer propaganda, los globos por sí solos llaman la atención de tantos niños, que como Andrés, jalan el pantalón de su papá para que le obsequie un cocodrilo que si lo tiras de un cordón abre las fauces.

Increíble lo fácil que es regalar esa inmediata felicidad, la que se dibuja en el rostro de un niño que por un instante no ve ni escucha otra cosa que no sea su pequeño globo. Bueno sería el recuperar esa habilidad de sonreír sin esfuerzo, al menos hasta que la ilusión, como el globo, truenen ante un pinchazo.

lunes, 18 de marzo de 2013

Cuerda Floja


Extiende los brazos, no mires hacia abajo; nunca mires hacia abajo. Cabeza erguida y todos tus pensamientos dirigiéndote hacia delante. Ideas que como magnetos te jalan hacia abajo, tu mantén esa tan rígida postura, la que nadie tiene pero todos buscan.

Casi llegas, piensa todo lo que te trajo hasta aquí, bueno y malo. Pero no te detengas, puedes caer y recuerda, aquí no hay escaleras. Te duelen los pies, el alma y el recuerdo. Frente a tus ojos dos imágenes que se superponen, lo que dejó de ser y lo que es más no comprendes, no controlas. Y lo que mueres por ver, lo que será; a eso no tienes acceso, quizá es para tu bien, te distraería y perderías el equilibrio.

Sobre ti hay nubes que reflejan los mil y un colores de este el ocaso del hoy, quisieras contemplar esa danza de color, de formas y espectros que tu imaginación crea a partir de lo que un día dibujó esa sonrisa en tu rostro, o empujó lágrimas inocentes al precipicio de pestañas que teñidas de negro dejan un rastro sobre la planicie de pecas diminutas que dan personalidad a ese rostro, hoy tan ansioso y exhausto a la vez.

Mantén la vista al frente, lleva contigo lo vivido, lo que deseaste y no tuvo lugar para cumplirse, todo lo que un día te hirió, no lo dejes porque eso sería suprimirlo y el sufrimiento no habría servido de nada. Llévalo pero no como carga sino a manera de impulso, propulsor hacia lo que será, conviértelo en ese motor que encienda las fibras más sensibles de tu cuerpo, que te lleve a conseguirlo. Todo eso que te faltó.

¿Qué hay debajo? Verdaderamente no tiene importancia, te dije que no miraras. Quizá nunca lo sabrás, quizá sí. La gravedad es una fuerza, irónico que siempre sea la debilidad lo que nos lleve hacia abajo y nos impida admirar la belleza de las nubes que incandescentes remiten a un frío atardecer en que diste cuenta de la magnitud de todo esto, del estar vivo. 

viernes, 15 de marzo de 2013

Miedos



Nunca me ha dado miedo el mar, sé nadar bastante bien y confío en ello; pero ya estar sola, en medio de un océano sin sol ni tierra a donde nadar, donde sé que si me asomo debajo de la superficie por muy cristalina que sea, no alcanzaré a ver el fin de ese inmenso cúmulo de agua, de vida, de incertidumbre, eso sí me aterra. No escuchar ni el eco de mis palabras, nada más que el punzante golpear del agua helada contra mi piel y el viento que dirige las mareas. Soledad.