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miércoles, 18 de junio de 2014

Brillar y volar

Se me encienden las ideas. Palpitan dentro de mí tantas posibilidades que de pronto se acercan tanto que abruman y decido cerrar los ojos, no ver, sentir. Humanos como tú aquí no hay. Y no, no hay. No creí llegar a toparme con alguien que además de maravillarme en verdad me hiciera pensar, que llegara como esa estrella fugaz que vi el día del eclipse de luna, completamente inesperado y para cambiarlo todo. Hoy ya nada podría ser igual, hoy ya sé que existe una luz que potencia esta luz. Se me encienden las ideas y se vuelven locas, quieren salir a pasear, quieren verse confrontadas, se engalanan y me piden que las deje salir, no para mezclarse sino para contrastar. Se me encienden las ideas y me derrito en un abrazo en que al reloj se le acaba la batería y el segundero avanza pero el tiempo no, permanece estoico. 

Fascinación absoluta y ver las cosas con otro filtro, uno que te enseña más colores, formas y sabores; uno que te muestra todo lo que nunca pudiste ver porque tu mirada no brillaba del modo en que hoy irradia sonrisas a través de ojos negros que quieren gritarlo todo. Se me encienden las ideas y me muero de ganas por todo lo que no entiendo, lo que no sé asimilar, lo que no controlo ni conozco. Se me encienden las ideas porque sé que enciendo las tuyas. El miedo que siempre tuve de llegar a este punto hoy no existe, lo reemplazaron las ganas de volar. 

lunes, 3 de marzo de 2014

Sombra


Como la luz que se cuela debajo de la puerta e indica la existencia de algo más allá de la oscuridad, que aunque cómoda, limitante.


¿Cuántas veces nos hemos encontrado en una situación desfavorable ante la resistencia a salir de ella? Saber que se está mal, no en cuanto a parámetros externos sino en cuanto a los propios, y de alguna manera disfrutar de la deliciosa miseria que te acobija y encierra en un universo diminuto de posibilidades que se ven limitadas por tu propio deseo de permanecer ahí.

Genuinamente disfrutar de lo que comprendes que te hace daño, querer el daño, amar el daño, buscar el daño a costa de que se extinga la luz que dota de perspectiva a esa, la realidad que no estás dispuesto a alterar.  Conformidad que otorga segundos de dicha a cambio de una eternidad en la nada, ni en el bien ni en el mal sino en un estado de perpetua pasividad.


Agosto 21, 2013.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Las pequeñas cosas que me hacen inmediata y genuinamente feliz


  1. Que el mes comience con un lunes 1º
  2. El agua de limón
  3. Leche fría cuando llegaba del colegio a >35º
  4. Caminar descalza
  5. Caminar descalza en pasto húmedo
  6. Programas de make-overs en la tele
  7. Espiar la última página de un libro nuevo
  8. Ir a la playa sola y flotar “de muertito”
  9. Asolearme
  10. Alcatraces, girasoles y astromelias
  11. Productos para el pelo, cuerpo y cara que huelen rico y tienen envases coloridos
  12. Chocomilk de licuadora
  13. Kranky’s
  14. Gatorade de naranja
  15. Minifaldas
  16. Imagine –John Lennon
  17. Óleo y aguarrás
  18. Reconocer San José del Cabo desde la ventana del avión
  19. Tomar apuntes en papel y con plumones de colores
  20. Cantar a todo pulmón
  21. Que el viento me despeine
  22. Pasarme horas en el teléfono
  23. Leer mis textos viejos
  24. Tomar fotos en los momentos más absurdos
  25. Lavar, secar doblar y guardar ropa (en orden y por colores)
  26. Friends
  27. Ropa interior bonita
  28. Estampado de puntitos
  29. Que mis uñas se vean bonitas
  30. Hacer listas (¡y cumplirlas!)
  31. Corregir ortografía
  32. Una pluma que “pinte bonito”
  33. Vodka con cranberry
  34. Hablar sola, cuestionarme, regañarme y apreciarme
  35. Pintarme los ojos de negro (¡Muy negro!)
  36. Cuando los jeans se ajustan perfecto
  37. Encontrarme pecas nuevas en la espalda
  38. El olor a Pinol
  39. Cuando la gente se da cuenta que soy más, mucho más que “una cara bonita”
  40. Que me elogien lo que escribo
  41. Comida de los sábados en casa de los abuelos
  42. Carlos V
  43. Las enchiladas verdes de mi Tía Gaby
  44. El arroz con leche de Ale
  45. Cuando me pongo nerviosa por leer un mensaje y simplemente observo el celular, sonriendo estúpidamente
  46. Cuando me duelen los cachetes por sonreír estúpidamente
  47. Contestar “todo bien” y que no me lo crean
  48. Discusiones inteligentes; argumentos, no berrinches
  49. Despertarme después de las 14:00 hrs
  50. Converse blancos
  51. ¡Gatos! Suaves patitas que trepan sobre mí
  52. Bufandas grandes
  53. Ir a una mercería y tocar tooodas las telas
  54. Ataques de risa
  55. Que mi mejor amiga me entienda
  56. Cuando llego a mi casa y Mazapán me recibe
  57. Helado de zarzamora de la Dolphy
  58. Organizar todo en cajas con etiquetas y saber perfectamente dónde están los clips, sobres, cables, etc.
  59. Liquidar mis deudas
  60. Ir al salón de belleza (uñas, corte, tinte, etc)
  61. Que un cliente en el teléfono me diga que tengo excelente actitud y carisma
  62. Pasar horas en la regadera, al menos una vez al mes
  63. Perderme en la profundidad de unos ojos que aunque no hablen, me dicen que sienten igual que yo
  64. La noche antes del primer día de clases
  65. Palomitas con M n’ M’s
  66. Ver películas todo un fin de semana en pijama
  67. Forrar regalos con nada más que listones, cinta y papel de china
  68. Hornear recetas de pasteles nuevos
  69. Aprender a hacer arroz… ¡Sin que se me queme!
  70. Acampar en la playa
  71. Quedarme despierta hasta el amanecer
  72. Pijamadas de películas de miedo y golosinas
  73. Micheladas de sabores
  74. Servir como buen ejemplo y asesor para quien sé que lo necesita
  75. Que mi abuelita diga que somos amigas
  76. Darme cuenta que me observas
  77. Latte espumoso y con tres de splenda
  78. Ver fotos viejas y recordarlo todo
  79. Escuchar Chasing Cars –Snow Patrol y volver a una mañana camino a la escuela en abril de 2008
  80. Ritz con queso Philadelphia
  81. La canción perfecta en el momento perfecto
  82. Que se me olvide todo y voluntariamente perder el control aunque sea por unas horas
  83. Llegar puntual a una cita
  84. Ver las estrellas
  85. Pudín de chocolate
  86. Releer Harry Potter
  87. Que me dé “el simple” cuando menos lo espero
  88. Manejar en carretera
  89. Escribir en cursiva
  90. Ver la superficie del mar desde abajo y pensar cómo por un segundo todo se detuvo, incluso el latir de tu propio corazón
  91. Tronarme los dedos de las manos, el cuello, la espalda y las piernas
  92. Inesperadas conversaciones de medianoche con esas personas que realmente importan
  93. Jumex de mango
  94. Abrazos “ricos”
  95. Organizar “el súper” cuando llego a mi casa con ayuda de tuppers y bolsitas ziplock
  96. Que me digan que soy “platicable”
  97. Tomar cafesitos chismosos con mis amigas
  98. El agua de sandía
  99. Empezar una agenda nueva, con bonita letra
  100. Abrir los ojos, ver que aún hay tiempo y acostarme a pensar en todo lo que quiero y cómo es que lo voy a conseguir.





martes, 29 de octubre de 2013

El noventa y tres

         ...Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estas del otro lado, ahí donde me invitas a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo mas profundo de la posesión no estas en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas  en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura.. dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fijate. Pero fijate bien, porque no es gratuito.
       
  ¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como sise pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. Pero estoy solo en mi pieza, caigo en artilugios de escriba, las perras negras se vengan como pueden, me mordisquean desde debajo de la mesa. ¿Se dice abajo o debajo? Lo mismo te muerden. ¿Por qué, pourquoi, why, warum, perché este horror a las perras negras? (...) Tengo miedo de ese proxenetismo, de tinta y de voces, mar de lenguas lamiendo el culo del mundo (...) En guerra con la palabra, en guerra, todo lo que sea necesario aunque haya que renunciar a la inteligencia, quedarse en el mero pedido de papas fritas y los telegramas Reuter, en las cartas de mi doble hermano y los diálogos del cine. Curioso, muy curioso que Puttenham sintiera las palabras como si fueran objetos, y hasta criaturas con vida propia. También a mí, a veces, me parece estar engendrando ríos de hormigas feroces que se comerán el mundo...


Julio Cortázar, RAYUELA, Capítulo 93 –fragmento-

miércoles, 16 de octubre de 2013

miércoles, 31 de julio de 2013

Diagnosis


When was the last time you were out there in the darkness? No lights, no sounds, no knowledge of your whereabouts or any sign of companion. When was the last time you felt alive with the cold summer breeze and your own thoughts as witnesses of your existence. Feel the bliss within the silence, within yourself and your surroundings. When was the last time you talked to yourself, laughed at yourself, looked at yourself in a mirror while shedding tears from the corner of your left eye, taking a close look at pain itself without even feeling sorry about it, without feeling at all, just standing there in front of you in numbness. When was the last time you made yourself proud, so proud you did not even need to tell anyone else about it, self acknowledgement is sometimes the best reward not because showing off isn’t amazing but because you know you have always been your toughest judge.

When was the last time you had control over every little detail of that one thing you know you can’t even take off the top of your head if you try your heart out?

When was the last time impotence made you cry? Overwhelming desire for something you know you can’t just not have; but whether you eventually will or not is something that couldn’t be further from your own personal decisions and capabilities.

When was the last time you did something crazy? Why did you stop? When was the last time overthinking kept you from sleeping at four in the morning? Sleepless nights that develop a pattern that will forever remain written in your soul; that infinite soul that nourishes from tiny particles of laughter and microscopic anemones of love. When was the last time you felt love? Made love? Received love? Gave love? When was the last time the illusion of love kept you smiling, at least for a second, that split second until you realized it was never there, it was just the shadow of a possibility very much like the reflection of the left eye tear in the mirror that one day when you met yourself at your most vulnerable stage, yet the best one, the one left unseen. When was the last time you felt afraid to be alone? Was it fear of missing someone or just of been left with your own self?

domingo, 9 de junio de 2013

Wishlist Vol. 3




I want recklessness, I want the fairytale, I want a strong laughter, luminous nights and deep eyes to fall into. I want to let go, to lose the fear. I want singing out loud, I want ridiculous dancing; I want handwritten notes and a big cup of coffee. I want pillow fights and twelve year old foolishness.

I want love. I want unconditional, irrational, crazy, hectic, intense, dramatic, overreacting love. I want the voice inside my head to tell me... “See, I told you it would be worth it”. I want to feel. Feel heat and cold, feel the tenderness and warmth of a sulky kiss. I want closed eye smiling and ever soft cuddles.

I want it all, and to get there I am willing to give it all, to take the risk to jump and trust, to allow myself to feel regardless of the pain that may or may not follow.