miércoles, 28 de mayo de 2014

Impresión de pantalla


El IFE ya es INE. Enrique Peña Nieto es Presidente de un México cuya economía dicen que va a crecer un 5 % en lo que resta del año. Lástima que ya no lo creo. Hablo mucho y escribo todavía en papel; tuiteo pendejadas y quejas sin destinatario. Hoy le pagué al banco, hoy desperté en un nuevo departamento, hoy me tomé un café y un Red Bull. Hoy escucho música y pongo atención a las sílabas que se imprimen en la pantalla. Hoy estoy rodeada de personas que aportan y eso me hace inmensamente feliz. 

Hago como que trabajo pero en verdad escribo esto, no me gusta mi trabajo, el primero de egresada con pésimo sueldo, cero aprendizaje, demasiadas horas a la semana y además personas de las que apachurran el espíritu. Tengo veintitrés años y tres meses y anoche mi gato durmió conmigo, estoy más blanca que nunca y me gusta la temporada de lluvias. En la radio ya todo mundo dice groserías y 106.1 FM  a las 8:00 a.m me hace reír mucho. Hoy hubo un choque a media cuadra, en el mismo sitio en que hace unas dos o tres semanas me atropelló una señora distraída. El litro de gasolina, "de la verde" ya está en $12.68 y el coche de las paletas Manhattan pone a CriCri en sus altavoces. Se puso de moda correr y yo tengo como dos meses sin hacerlo, siempre digo que el lunes y el lunes me seducen las almohadas. 

Hoy leo mucho, muchísimo. En lo que va del año ya me he leído seis novelas, cortas por supuesto, pero me parece un buen promedio. Hoy me duele la espalda, quiero un masaje pero el contacto físico me estremece; quiero nadar. Lolita me cambió la perspectiva acerca del amor, la sexualidad y la moral. Mi compañera de trabajo me estresa, me queda claro que la madurez no tiene nada que ver con la fecha en tu acta de nacimiento ni con el signo zodiacal. Me gusta cocinar y leer las noticias en la mañana. Me he vuelto experta en estacionarme de reversa y correr en tacones. Canto más de lo que debería y a veces sí siento que lo hago bien. Hay días en que me levanto y digo, hoy me siento jot, con j. Aprendí a dejar el 15 % de propina, sacas el 10, luego la mitad del 10, lo sumas y... ¡listo! También aprendí a disfrutar el tiempo de mí, a ser egoísta y no conformarme con el 15 % de nadie. Me gusta creer que soy un cincuenta completito, y aprendí a no aceptar menos que otro cincuenta que complete un cien. Escucho un disco que mi amigo "El Negro" me quemó; sí, la gente todavía quema discos, y como dulce de tamarindo. El pasaje en el camión cuesta $6.00 pero tienen ya un par de años amenazando con subirlo a $7.00. Guadalajara crece y a pesar de todo, me sigue enamorando todos los días. Obama es Presidente de EE.UU y Venezuela está en crisis. Habrá mundial de fútbol en Brasil y la gente se vuelve loca. Aprobarán la reforma a la Ley de Telecomunicaciones justo en fechas en que jugará la selección nacional. El 22 de abril fui a una muy desorganizada marcha en la cual aprendí muchísimo y luego fui al Ex Convento del Carmen a gastarme el resto de la quincena en libros usados, Fadanelli, Lenin, Neruda y Rulfo lo valen y también me valen tantos desvelos entre sábanas moradas. 

Hoy me gusta investigar, me gusta lo académico y que me elogien las ideas. Llevo mes y medio sin pintarme las uñas y me muero de ganas de hacerme ese nuevo tatuaje que es tan perfecto. El garrafón de Ciel cuesta $27.00 si me lo suben al cuarto piso y a mí me gusta subir a la azotea. No extraño a nadie y soy muy romántica; deliciosa autonomía que me hace querer compartirme con una mente que brille. Considero que la voz de Joaquín Sabina es de las más sensuales de la vida y aprendí a amar la mía, sensualidad y voz. Hoy pocas cosas me dan pena, vergüenza, pudor o miedo, ¡Hacer el ridículo es lo mejor que hay! Soy muy mal pensada y tengo cara de ingenuidad; me desquicia la doble moral de muchos tapatíos y afirmo que no hay nada mejor que la cruda y desgarradora honestidad. Pero a veces también me hago güey, y aquí no pasó nada. 

Quiero pintar y un día vender un cuadro, quiero aprovechar toda la agenda cultural de Guadalajara y poder volver a cruzar un puente peatonal sin voltear de reojo. Quiero aprender a usar mi cámara análoga y a hacer flan porque todos dicen que es muy fácil y a mí nomás no me sale. Están remodelando la glorieta de Niños Héroes y Chapultepec desde hace como 6 meses y hace mucho que no voy por unos mezcales con mis amigas. Hice las paces con mi familia y en el último año tres diferentes personas me han dicho que voy a ser buena mamá. WHAT? El fin de semana se casó Kim Kardashian y mis amigas me piden consejos como si yo fuera la especialista en relaciones cuando la verdad es que soy la más confundida e incongruente. 

Todos los días espero que ya den las seis de la tarde y me gusta quedarme despierta hasta después de las doce, se siente como una ciudad diferente en la que todos los minutos me pertenecen. #NoMásPoderAlPoder y qué ganas de cambiar el sistema. Molotov todavía da conciertos y la gente se prende muchísimo. El parquímetro me da 8 minutos por cada peso y le tengo que poner más aumento a mis lentes. Soy recargable, me pongo bajo el sol 10 minutos y se me suaviza la piel, se me encienden las pecas y alborotan las ideas. ¿Y si nos bañamos todos en el sol? En la radio suena "Happy" de Pharrell todo el día y Shakira ya entiende de fútbol. Alguien dígale a Mario Domm que lo ardido no debe durar por siempre y a Ricky Martin que lo amo. 

Mayo de 2014 y se terminó el primer semestre que ya no cursé. Mayo de 2014 en que el cielo se me llena de nubes y la cabeza de palabras que brincan, parpadean y fluyen. Imágenes, sonidos, texturas, recuerdos, imaginarios, deseos, sueños. Mayo multisensorial. 

sábado, 24 de mayo de 2014

Ana Luisa incandescente

Siempre he sido una persona muy confiada, no sé si se deba al haber crecido en un lugar en el que si dejas las llaves pegadas en el coche toda la noche, a las 7:00am que vas a la escuela siguen ahí, coche y llaves.

Cruzarme a la farmacia Guadalajara a las 3:00am en pijama porque se me antojó un gansito, irme sola en camión al centro, a los museos, al teatro, por una chela. Correr a las 6:45 de la mañana por la calle porque dar vueltas en un parque me hace sentir hámster. Quedarme hasta altas horas de la madrugada en mi coche chismeando y a veces, bebiendo con un amigo. Decir, tengo ganas de caminar en la noche, ponerme los tenis y salir a recibir ese tan delicioso aire helado en la cara.

Yo soy de las que siempre lleva una cobijita en el coche por si le dan ganas de tomar una siesta en el pasto. Yo platico con los choferes de los camiones, yo chismeo de lo lindo con los taxistas. Yo les doy chocolates y mazapanes a quienes piden dinero en el semáforo. Yo salgo a leer en mi hora de comida a la calle y sonrío a los desconocidos.

Yo cedo el asiento en el camión y bajo la velocidad si está lloviendo y veo a alguien en bici, o caminando. Yo doy aventón a quienes estiran la mano en el ITESO. Yo platico con desconocidos, digo buenos días, buenas tardes, buenas noches. Yo cotorreo con las señoras del oxxo de mi casa, ya saben que los jueves compro chelas, que siempre me quedo más de lo necesario por el aire acondicionado y que les robo sobrecitos de splenda porque… ¡Están ahí!

Sí, me paso los altos cuando son calles solitarias. Sí, a veces también me meto en sentido contrario cuando sé que mi destino es a la mitad de la cuadra, o cuando estoy perdida y ya la regué. También me he estacionado en cocheras ajenas un par de veces o en línea amarilla porque según yo, “no me tardo nada”.

A veces soy grosera con los de Santander, o Telcel, o Axtel. Y yo sé que no está en sus manos lograr lo que yo quiero que logren, trabajé en un callcenter un ratote y sé que es horrible. No soy insultante pero tampoco paciente; sí, casi siempre cuelgo si quien me atiende es mujer porque sé que no voy a poder negociar nada (let’s be honest) y también pido supervisor si la persona con quien hablo parece que se le complica entender que trata con personas, no números de cuenta.

Si me agarras de malas soy muy sangrona, cero tolerante y ¡Córrele con mi café que tengo prisa! Pero también trato de desearle un buen día a quien te atiende en el drive thru de Black Coffee, Dairy Queen o Mc Donald’s un sábado en la noche que yo compro Mc Trío para llevar de contrabando al cine.

Tengo esa maravillosa habilidad de “ver feo” a la gente y de insultarlos de manera muy educada pues me encanta saber que estoy bien y que quien defendía un argumento muy endeble, en efecto estaba mal. Soy soberbia, me sé inteligente y a veces peco de ir por el mundo con bandera que dice “Todos son una bola de pendejos”. Pero también me di cuenta que esa actitud no lleva a nada, sí, eres superior al promedio intelectual; sí, tienes pocas o muchas oportunidades dependiendo de la ventana desde la cual te observen. Pero esa ventaja supone una responsabilidad social.

Empecé diciendo que soy una persona muy confiada, y no quiero dejar de serlo. Ayer me asaltaron en un puente peatonal y creo que ha sido una de las experiencias que más miedo me han causado. Me paralicé, asentí y seguro con un semblante muy pálido y unos ojos muy grandes dejé ir mi iPhone 4S que ese mismo día consideré vender pues son muchos mis números rojos en contraste con mis veintitrés años cumplidos. También se llevaron el dinero que con tanto coraje me he ganado a pesar de apenas hace dos días haberme querido rendir.  –“Son bienes materiales, lo bueno es que estás bien, Gracias a Dios” La neta es que siempre me ha chocado esa expresión, se me hace mediocre, conformista, el epítome de la opresión; sin embargo ayer lo dije y lo dije en serio. Y es que pensar en todas las posibilidades, los escenarios más oscuros y las mil quinientas variantes de un mismo hecho tan sólo me hace agradecer que así fue, que “no pasó a mayores”.

Yo no quiero tener miedo, yo no quiero dejar de caminar por la calle ni voltear paranoica a ver quién me sigue o revisarle las manos a todos aquellos que se aproximen. ¡NO! No voy a permitir que el miedo me limite, que sea un obstáculo entre lo que soy y lo que quiero ser. No voy a cambiar mi estilo de vida sólo porque otros han construido el suyo a través de quitarle un poco a los demás. Tampoco me voy a quedar callada, aquí no pasó nada, todo está bien. Porque todo no está bien. En un grupo de señoras, me dijeron: –“Yo por eso me atravieso por la avenida porque ya sabemos que en ese puente asaltan” ¡No la chinguen! Ya sabemos pero no hacemos nada, ya sabemos y permitimos, ya sabemos y cedemos, ya sabemos y contribuimos a ello. ¡No! Yo no.

No, no, no. Responsabilidad social, vivimos en comunidad. Común unidad. Significaciones compartidas que nos hacen parte de un mismo todo, identidad, historia colectiva. Pensamiento comunitario, acciones comunitarias, ver por ti, por el de la izquierda y el de la derecha, por los de arriba y por los de abajo. Pensar en las repercusiones de tus actos o de tu indiferencia ante los actos. Conciencia como conocimiento compartido; consciencia como conocimiento sobre el propio ser y su incidir en el entorno.


Voy a seguir brillando, voy a seguir hablando todo el día y hasta el hastío de la contraparte que me escuche. Voy a seguir quejándome de todo, voy a seguir denunciando lo que pasa, las consecuencias de lo que pasa, lo que no pasa y por qué es que no pasa. Yo no permito que un hecho me cambie la esencia. Yo sigo siendo ese fuego que con nada se apaga, que mientras más lo intenten, con más furor se enciende, ¿Acaso no tengo el cabello naranja?