jueves, 21 de marzo de 2013

Sonrisas de hule


Cuida que el suave viento no se lleve la mercancía. El globero ata cada uno de los superhéroes, personajes de caricaturas y animalitos en un mismo nudo que evita vuelen con alas propias.

No es necesario hacer propaganda, los globos por sí solos llaman la atención de tantos niños, que como Andrés, jalan el pantalón de su papá para que le obsequie un cocodrilo que si lo tiras de un cordón abre las fauces.

Increíble lo fácil que es regalar esa inmediata felicidad, la que se dibuja en el rostro de un niño que por un instante no ve ni escucha otra cosa que no sea su pequeño globo. Bueno sería el recuperar esa habilidad de sonreír sin esfuerzo, al menos hasta que la ilusión, como el globo, truenen ante un pinchazo.

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