viernes, 15 de marzo de 2013

Miedos



Nunca me ha dado miedo el mar, sé nadar bastante bien y confío en ello; pero ya estar sola, en medio de un océano sin sol ni tierra a donde nadar, donde sé que si me asomo debajo de la superficie por muy cristalina que sea, no alcanzaré a ver el fin de ese inmenso cúmulo de agua, de vida, de incertidumbre, eso sí me aterra. No escuchar ni el eco de mis palabras, nada más que el punzante golpear del agua helada contra mi piel y el viento que dirige las mareas. Soledad. 

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