miércoles, 9 de marzo de 2011

"La primera igualdad es la equidad" Víctor Hugo

Se dice que vivimos en tiempos de igualdad, que no hay en esta tierra un ser humano que valga más que otro y que todos contamos con los mismos derechos y oportunidades. Pero, ¿es esto cierto? Yo no lo creo. Tal parece que es todo lo contrario. Si hubiera igualdad, no morirían niños de hambre cada minuto mientras que unos pocos ya están comprando pisos en la luna. Si hubiera igualdad, cientos de mujeres no serían mutiladas diariamente en Medio Oriente. Si hubiera igualdad, no habría ladrones ni indocumentados. Si hubiera igualdad, los estadounidenses necesitarían visas para entrar a México. Pero no la hay. Hablar de una absoluta igualdad en estos tiempos es hablar de una inexistente utopía.

Como alguna vez dijo Balzac: “La igualdad tal vez sea un derecho, pero no hay poder humano que alcance jamás a convertirla en hecho” Puede sonar trágico, pero es una visión realista de la situación, y eso que Balzac no conoció si quiera el siglo XX; y cómo han cambiado las cosas desde entonces. ¿Para bien, para mal? No podría decirlo a ciencia cierta, pero a mi punto de vista, la humanidad no ha hecho más que decrecer con cada “avance”. Es como si por cada 3 pasos adelante retrocediéramos 10.

Vivimos en un mundo en el que la discriminación se condena y se aplica con la misma facilidad. De hecho me inclino más por la segunda opción. ¿No se supone que estamos en la modernidad? ¿No se supone que todas las luchas del hombre han sido para conseguir una igualdad, para establecer derechos, responsabilidades y normas? ¿De qué nos sirve toda esa palabrería si al final, las cosas son exactamente igual? Lo único que ha cambiado es que hoy todos pretenden ser tolerantes. 

Hoy se discrimina todo y la discriminación surge a partir de las desigualdades y del rechazo a estas. Pero lo difícil es encontrar la razón. ¿De dónde surge tanto odio hacia lo distinto? Guillermo Gapel lo enuncia de la siguiente manera: "La discriminación es la única arma que tienen los mediocres para sobresalir" Yo considero que su visión es muy acertada. Ya que, si no se tiene nada, ¿de qué manera logro ser mejor que el de al lado? Haciéndolo creer que tiene aún menos que yo; aunque no sea así.

Las sociedades de la actualidad caen en lo extremista. Hemos dejado atrás los puntos medios. O se tiene todo o no se tiene absolutamente nada. Y no me refiero únicamente a bienes y riquezas. La desigualdad se encuentra en todos los ámbitos. Hay quienes son discriminados por su apariencia, otros por su religión, postura política, clase social, edad, nivel educativo y hasta por su preferencia sexual. ¿Eso es vivir en la modernidad? ¿Eso es haber conseguido una equidad, una tolerancia y una cultura del respeto? No. En cuanto a la desigualdad económica que hay en nuestro planeta, Rousseau dijo que “La igualdad de la riqueza debe consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro,  y ninguno tan pobre que se vea necesitado de venderse”. Es que tampoco se trata de buscar un socialismo extremo en el que los bienes se repartan equitativamente entre todos los hombres sin importar quiénes trabajaron para conseguirlo y quiénes no. Pero yo considero que todos los seres humanos deberíamos contar con las mismas oportunidades, cosa que no sucede.


Y tampoco cabe asumir la postura de que todas las personas somos exactamente iguales. ¡Claro que no es así! Pero debemos empezar a aprender a vivir con nuestras diferencias ya que estas son las que otorgan de coherencia a la realidad. Todos, como habitantes de este mundo tenemos la capacidad de convertirnos en lo que sea que queramos ser; así mismo, tenemos la responsabilidad y obligación de permitir a otros que logren lo mismo. Se dice que, cada persona es un mundo, y es cierto. “Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son” sabias palabras de Abraham Lincoln. Y todos deberíamos adoptar esa postura, aceptar nuestra equidad como seres humanos pero también nuestra individualidad como seres únicos, independientes y autónomos.


Nada ni nadie debería limitar a las personas a ser y a vivir. Nadie debería ser considerado menos simplemente por sus diferencias; no lo es. El dinero no le otorga valor a una persona, tampoco el conocimiento, el estatus, su nacionalidad o religión. Una persona no es más valiosa que otra. Puede tener más recursos, pero no es  más ni menos que nadie. Como bien dijo mi favorito, García Márquez: “Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse”. El primer paso para establecer una equidad es adoptar una actitud de humildad. Y no debe confundirse esta con una minusvaloración propia, simplemente se trata de situarse en la posición del otro por un segundo, puede tener una vida completamente distinta a la mía, pero eso no le resta valor ni se lo suma, es diferente, eso es todo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Simplemente, excelente! Claramente me llegó muy fuerte, eso comprueba que eres muy buena escritora, me gustó muchísimo la forma que le diste, como una especie de libro de psicología para entender algunos aspectos del amor, bastante bien conseguido. La redacción obviamente (lo sabes) impecable, estructura muuuy bien! te felicitoo Ana!! No habñia leído nada tuyo, me haré fan xD =) te quiero!! muchas felicidades!!